jueves, 28 de enero de 2010

FUNDADORES DE LA CONGREGACIÓN MISIONERAS DOMÍNICAS DEL ROSARIO


MONSEÑOR RAMÓN ZUBIETA Y LES

Conociendo su vida y sus logros descubrimos que, si bien el P. Ramón Zubieta fue un hombre de su tiempo, tuvo tal visión de futuro que hoy asombra y que la hace válida dar respuesta a muchas búsquedas actuales.
Él aprovechará los adelantos técnicos de la revolución industrial y los llevará a la selva peruana, convirtiéndose en impulsor de muchos cambios que sacan de las sombras a la Amazonía Peruana, selvática y desconocida, y la incardina en la geografía y en la historia sociopolítica del Perú.
Su vida culmina con la Fundación de las Misioneras Dominicas del Rosario. Desde el inicio piensa en que su acción no sea limitada a su Vicariato y les da una proyección universal. Su vida fue corta: moría a los 57 años y había pasado más de 30 como misionero de primera línea en Filipinas y en Perú. Prefirió morir a retirarse un tiempo para recuperar su salud. Se admira en él la heroicidad de sus hazañas, el encanto de su bondad paternal y su entrega sin reservas al servicio del Reino de Dios.

Misioneros en Perú

Inicios de una nueva obra


El 27 de septiembre de 1901 recibe su nombramiento como Prefecto Apostólico de Santo Domingo de Urubamba y Madre de Dios. Embarca hacia el Perú. Después de mes y medio de travesía llega al puerto del Callao el día 21 de febrero de 1902. Los Dominicos de Lima le reciben y se aloja en el Convento de Santo Domingo. Este tiempo en Lima lo dedica a prepararse para ingresar en la Prefectura que le ha sido asignada: Consultas en la biblioteca, coordinación con la Sociedad Geográfica de Lima, búsqueda de apoyos económicos para la misión que le serán prestados por la “Obra de la Propagación de la fe en el Oriente del Perú”. Y el 20 de marzo los misioneros inician viaje hacia Cuzco, donde permanecen hasta el 5 de mayo día en que, acompañado de otros tres misioneros, inician su viaje hacia la Prefectura Apostólica.

Defensa de los nativos

Los misioneros hacen frecuentes viajes para visitar a los nativos. Su presencia resultará incómoda ya que descubrirán los abusos a los que estos grupos de nativos son sometidos en las “correrías” que realizan los caucheros para apresarlos y convertirlos en esclavos para el trabajo de sus propiedades y repartirse sus mujeres.
Esta era una vieja costumbre implantada en la montaña y estaba perseguida por leyes que se incumplían en la realidad diaria. Al Prefecto le va a tocar ahora una nueva tarea la defensa de los nativos: envía memoriales a las autoridades denunciando los abusos y proponiendo soluciones. La zona estaba demasiado alejada para que las medidas tomadas tuvieran fuerza y la justicia pudiera triunfar. Nuevamente conocerá la calumnia y persecución. No se desanima y tanto él como los demás misioneros continúan denunciando los atropellos.
Se implantan escuelas internados donde se imparte enseñanza a nativos e hijos de caucheros. En el empeño educativos, la experiencia va conduciendo a una convicción: los indígenas se integrarán cuando lo hagan sus familias y también surge una nueva necesidad: los misioneros solos no pueden hacer esta tarea, necesitan la colaboración de la mujer, de maestras y formadoras de las niñas ya que, serán éstas, las que en el futuro formarán hogares con nueva visión.

Fundación de la Congregación de Misioneras Dominicas del Rosario.

En su viaje a Europa para ser Ordenado Obispo, expone al Papa Pío X sus planes, y conseguirá su sueño de encontrar Religiosas para sus misiones. Visita el Convento de Dominicas de Santa Rosa de Huesca quienes aceptan su pedido. Son asignadas varias Religiosas para esta misión. En noviembre de 1913 regresa al Perú al frente de una expedición de cuatro misioneros y cinco religiosas Dominicas de Santa Rosa de Huesca.
Este viaje será decisivo para conocer a Madre Ascensión, quien de entre las religiosas destaca por sus dotes y porque en el futuro será con quien mantenga una comunicación de dimensión humana y espiritual muy profunda y con la que compartirá ideales misioneros, planes y proyectos que sentarán las bases de una nueva congregación misionera.
Una vez instaladas las religiosas en el Convento del Patrocinio de Lima se inician los preparativos para el viaje a la selva. Muchas personas no acaban de creer que estas religiosas tuvieran el valor suficiente de penetrar en la selva por caminos y en circunstancias extremadamente difíciles. “Imprudencia”, “temeridad”, “locura” son los calificativos que aplican a este plan. Superadas las primeras dificultades para poder contar con los medios necesarios, en junio de 1915 las tres primeras religiosas se traslada a Puerto Maldonado, para trabajar en el primer centro educativo y en medio de los nativos.
La experiencia del trabajo misionero, las dificultades de coordinar y comunicarse con las religiosas del Convento de Huesca, la necesidad de nuevas vocaciones y nuevas formas de vida para esta nueva misión, irá dando las pautas para la organización de una nueva Institución a la que Mons. Zubieta irá dedicando sus desvelos, trabajos, ilusiones y proyectando la organización oficial que precisa para darle forma y consistencia como congregación misionera.
Se tramitan los asuntos oficiales y el 5 de octubre de 1918 se funda la Congregación de Misioneras Dominicas del Rosario.


Nuestra Fundadora:
Madre Ascensión Nicol Goñi


Ascensión Nicol nació en Tafalla, pequeña ciudad de Navarra (España) el 14 de Marzo de 1868. Su nombre de bautismo era Florentina (Flori). Su primera educación fue la propia de los ambientes y familias cristianas de la época; enseñanza y testimonio de su familia, de la parroquia y los vecinos que vivían el amor y la unión, el trabajo y la solidaridad. Era la menor de cuatro hermanos y necesariamente había que compartir y colaborar.
Cuando tenía 14 años su padre la llevó al Colegio-Internado de Santa Rosa de Huesca para seguir sus estudios. Esta nueva experiencia de vida marcó también su personalidad, creando nuevos horizontes, ideas, amistades y posibilidades de futuro.
El contacto con la vida Religiosa creó en ella un interrogante sobre su vocación. Y cuando tomó la decisión de ser religiosa, al terminar sus estudios, prefirió volver un año a su familia para clarificarse plenamente antes de seguir su vocación.
Su opción radical por el reino
Después de clarificar su vocación en el ambiente familiar, vuelve al Convento de Santa Rosa de Huesca en 1885 e ingresa para ser Religiosa. Recibe el hábito e inicia su formación. Un año más tarde hace los primeros votos y comienza a trabajar como profesora en el Colegio. Durante veintiocho años dedicó su vida a la enseñanza.
Su vida espiritual avanzaba, en fidelidad admirable, por el camino que Dios le iba mostrando. Compartía con las demás hermanas, sus deseos de acercarse a los hermanos más necesitados, aun en lejanas tierras, cuyas noticias les llegaban a través de las revistas misioneras de la época.

Carisma Dominicano

Misioneras Domínicas en la Selva Peruana 1

Misioneras Domínicas en la Selva Peruana